El Nacimiento de la Música Moderna

Nueva Orleans, 1817:
Una de las ciudades más cosmopolitas del mundo en la que, sin embargo, la esclavitud estaba a la orden del día. Solo había unas pocas horas de libertad a la semana, los Domingos por la tarde en Congo Square, donde se reunían para cantar, bailar y compartir ritmos de influencias africanas y caribeñas. A partir de entonces, la evolución de la música iría muy ligada a los acontecimientos sociales que se desarrollarían en los años venideros.

viernes, 15 de abril de 2011

UN NUEVO MUNDO Y UN NUEVO RITMO (II)

Sociológicamente hablando, los 15 años que van desde el final de la 2ª Guerra Mundial hasta el inicio de los 60’ es muy interesante. Por una parte hemos tenido un conflicto en el que, tanto en su origen como en su desarrollo, la propaganda política  ha tenido un papel esencial. Por otra parte, el enriquecimiento de los Estados Unidos (que no sufrieron el conflicto en su territorio) y la pronta recuperación de la Europa Occidental (gracias, una vez más, a las ayudas norteamericanas) generó la reaparición de una verdadera sociedad de consumo , que nació en los felices años 20’ y que, tras el desastre bursátil del 29’, había quedado un tanto aletargada. La modernidad volvía a ser un factor importante más allá incluso de su nivel tecnológicamente mejorado por los avances durante la época del conflicto y que tuvieron múltiples aplicaciones más allá de la belicosidad. Además, todo lo acontecido supuso unos importantes cambios en las estructuras de la comunicación , pues, en adelante, toda información tenía un marcado carácter ideológico: se dirigía siempre hacia los miembros del mismo bloque (capitalista o comunista) y servía tanto de refuerzo de unos ideales como de crítica hacia los opuestos. Esto se daba a niveles tanto políticos como de publicidad comercial o simples emisiones radiofónicas y televisivas, y suponía una comunidad (un conjunto de intereses y opiniones compartidas) que, a pesar de la evidente diferenciación con el rival, suponía el primer eslabón hacia una sociedad actual globalizada (hasta entonces las fronteras políticas eran también las fronteras de la información y de lo compartido). 


Con todo esto nace la llamada sociedad de masas, que encuentra en la bonanza económica y la creciente globalización sus figuras parentales. Y esta nueva sociedad, que ha vivido una guerra y sigue experimentando un proceso de tensiones evidentes, demanda un régimen de libertades mayor y todo un nuevo elenco de manifestaciones culturales que se mantengan dentro de unos aún rígidos valores morales y sean, a la vez, innovadores. Con la llegada de los años 50’, Hollywood vivió una nueva época dorada; la opinión pública acerca de la televisión se había deteriorado y el cine se volvía a considerar un producto artístico serio. Títulos como “Rebelde sin causa”, “Senderos de gloria”, “Con faldas y a lo loco” o “La reina de África” y actores, actrices y directores del calibre de Billy Wilder, Marlon Brando, Gary Cooper, James Stewart, Grace Kelly o Alfred Hitchcock. Musicalmente hablando también se trata de una época innovadora. Al éxito de artistas como un joven Frank Sinatra o grandes del jazz como Louis Armstrong o Duke Ellington, se sumaría a partir de entonces un nuevo género: el rock & roll. Inicialmente conocido como rhythm & blues (puesto que partía de una base de blues acelerada, más rítmica) fue Bill Halley y his Comets el primero en usar la palabra rock en la acepción más popularmente conocida hoy en día, en su éxito “Rock Around The Clock” de 1954. Se trata de un género rápido, joven, innovador, que daría pie a cambios significativos en la música de las siguientes décadas. Sin embargo, éste se convertiría en una de las evidencias más grandes del clima de tensión y control político que dominaba la sociedad de entonces.


En efecto, Estados Unidos se apoyó en la creación de ciertos ídolos que representaran sus cánones y su estética determinada, pretendiendo evitar, así, la divergencia de opiniones o pensamientos. El primer producto de la naciente sociedad de masas fue un joven de Memphis, que, grabando una maqueta de clásicos de la música americana como regalo para su madre, captó la atención de un avispado productor. Era Elvis Presley, y se convirtió en símbolo de toda una generación. Era “un blanco con voz de negro”, como lo definió una vez sudescubridor; no podían haber encontrado nada mejor que brindar al neonato público de quinceañeras histéricas, que hoy en día es algo sobradamente conocido pero que, por aquel entonces, resultaba inaudito. Aquel chico de caderas temblosas encandiló a todo un país y se convirtió en auténtica leyenda: Marilyn Monroe y él fueron los primeros productos de la primera cultura de masas. Supuso un fenómeno de tal magnitud que prácticamente eclipsaba a todo lo que se le ponía por delante. Sin embargo, es especialmente importante hacer referencia a Chuck Berry, un negro con voz de negro, y que no tuvo la misma repercusión mediática (quizá por eso mismo)  a pesar de ser un gran innovador, lo que confirma la política conductista que, debido al carácter de la Guerra Fría, se radicalizó en cada uno de los bloques para tratar de evitar cualquier tipo de divergencia interior. Muy destacable también fue la labor de genios como Jerry Lee Lewis (que revolucionaría la forma de tocar el piano en adelante), Ray Charles (que sería uno de los pioneros del estilo motown en los 60’), Little Richard (que influenciaría enormemente en su forma de cantar y en sus composiciones a grupos tan importantes como Creedence Clearwater Revival), Eddie Cochran (quien compusiera algunos de los temas más brillantes de la década), Buddy Holly and The Crickets (que tendría un peso grandísimo en las futuras composiciones tanto de los Beatles como de los Stones) o The Everly Brothers (cuya armonía vocal heredarían con éxito Simon & Garfunkel).


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