El Nacimiento de la Música Moderna

Nueva Orleans, 1817:
Una de las ciudades más cosmopolitas del mundo en la que, sin embargo, la esclavitud estaba a la orden del día. Solo había unas pocas horas de libertad a la semana, los Domingos por la tarde en Congo Square, donde se reunían para cantar, bailar y compartir ritmos de influencias africanas y caribeñas. A partir de entonces, la evolución de la música iría muy ligada a los acontecimientos sociales que se desarrollarían en los años venideros.

viernes, 20 de mayo de 2011

SE ABRE CAMINO HACIA EL PUNK


El mundo había cambiado mucho en los últimos 10 años. La alegría y la ilusión con la que se afrontaban los años 60’ poco o nada tenían que ver con el clima de tensión evidente y violencia con el que se iniciaría la década de los 70’. La violencia en Europa iba en aumento, y, bajo pretextos diversos (y con algunos puntos en común), movimientos como el IRA en Irlanda, ETA en España o las Brigadas Rojas en Italia abogaban sin ningún tipo de perjuicio por ella. En 1976, el demócrata Jimmy Carter salía elegido presidente de los Estados Unidos después del escándalo que supuso el “Watergate” para Nixon y los republicanos. Carter tenía que hacer frente a unas circunstancias complicadas; pérdida de la credibilidad en el poder político después del “Watergate”, problemas económicos diversos, la herida de Vietnam todavía era muy reciente… Además, su moralidad y su preocupación por el respeto de los derechos humanos terminó con los años de distensión del conflicto con la URSS (uno de los mayores incumplidores de éstos). La misma URSS, sumida en una profunda crisis interna, apoyaba las insurrecciones armadas a favor del comunismo que se extendían en los diversos territorios; Etiopía, Angola… La más significativa de todas estas intervenciones, y que acabaría en un desastre similar al Vietnam americano, sería, sin lugar a dudas, la intervención en Afganistán, que se prolongaría durante nueve años (1979 – 1988).


Con la entrada de los 70’, los ideales por los que luchó la generación hippy (libertad, democracia, paz, derechos humanos…) ya se habían incorporado de manera más o menos progresiva al conjunto de valores de las sociedades occidentales. Sin embargo, en palabras de Weber, los conflictos y las desigualdades por las que se luchó en la década anterior tan sólo habían evolucionado, no desaparecido. Cuál péndulo, se pasó de unos valores conservadores superados en los años 60’ (estaba mal visto que los hombres llevaran el pelo largo, las chicas minifalda…) a una vuelta de los neo-cons a principios de los 80’ (de la mano de Ronald Reagan en EEUU y Margaret Thatcher en el Reino Unido). ¿Qué pasó, pues, durante la oscilación que supone la década de los 70’? La década de los 70’ está, pues, caracterizada por la incorporación de unos nuevos valores (herencia de los 60’) y su consiguiente desfase, su consiguiente devaluación hasta extremos incluso radicales. De las melenas masculinas se pasó a un aspecto del todo andrógino que compartían la mayoría de bandas de la primera mitad de la década (encabezado por David Bowie, y que daría lugar a todo el movimiento glam con bandas como T. Rex, Queen o Alice Cooper). Musicalmente hablando, la primera mitad de la década fue de un eclecticismo y una creatividad desbordantes. El experimento musical se llevó hasta el extremo, con todo lo que ello implicó; desde algunas de las mejores obras de la música contemporánea a algunas de las más inexplicables e ininteligibles. Entre los brillantes aciertos que ocuparían una lista interminable, podríamos citar el The Rise and Fall of Ziggy Stardust & The Spiders from Mars de David Bowie, Aqualung de Jethro Tull, el Exile On Main St’ de los Rolling Stones, el Paranoid de Black Sabbath o el Led Zeppelin IV, de los homónimos Led Zeppelin. A partir de la segunda mitad de la década, surgirán tres tendencias más o menos diferenciadas. Por una parte, la vuelta a los orígenes de un rock quizá más clásico con artistas como Bruce Springsteen, The Eagles o los Dire Straits. Por otra parte, la continuación de las tendencias glam y experimentales readaptadas, con grupos como The Police o Pink Floyd. Y en último lugar, pero no menos importante, el magnético y radical movimiento punk. Fue la respuesta artísticamente más clara a todo el revuelo social de los últimos 15 años. La pérdida de valores (o la nueva dirección que éstos habían tomado) y, sobretodo, del control sobre los procesos fue absoluta; ni siquiera había una causa concreta de lucha o revuelta social, simplemente era un conflicto abierto entre unos intereses sociales siempre enfrentados, fueran cuales fueran. El conflicto de Vietnam en el caso americano, o la crisis del petróleo a nivel global hicieron del todo necesario para ciertos grupos de interés que el Estado les garantizara una protección, para mantener y legitimar su posición dominante (según las teorías de Max Webber). Frente a esta nueva presión estatal (“jaulas de hierro”), el punk se erigió como el movimiento protesta por excelencia (como en su momento lo fue la canción folk y el movimiento hippy). Musicalmente escaso de recursos técnicos, era un estilo directo y de ritmo frenético, con letras muy explícitas y a menudo sobre temas erótico-estupefacientes, herencia directa del rock garage de los 60’, de bandas como The Stooges, The Sonics, The Troggs o The Kinks (como avanzamos en la entrada correspondiente de Congo Square). Álbumes como el Lust for Life de Iggy Pop (que ya sentó las bases de este movimiento con los Stooges a finales de los 60’) o el debut de los Ramones (Ramones) fueron los que iniciaron el movimiento. Movimiento al que se adscribieron bandas como Talking Heads, Television o Buzzcocks y que coronó mediáticamente a los Sex Pistols, profetas del Anarchy in the UK y de toda una generación. Musicalmente sin embargo, The Clash fue el grupo más interesante. Sus letras políticamente más mordaces y enfocadas hacia objetivos reales (y no ante todo lo que se pusiera por delante, como los Sex Pistols) se complementaban con una música mucho más compleja de lo que sus colegas generacionales ni siquiera se atreverían a intentar.


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